miércoles, 30 de julio de 2014

Cotidiana 4.

Nunca fue suficiente, ni los soles de mis primaveras, ni los fríos de mis inviernos, poco antes del final estaré esperándote, tan lucido, depresivo y repugnante, como nunca me quisiste encontrar. Ya las balas viajan hacia mi cráneo, solo falta esperar, la pequeña eterna brevedad que me separa de estar vivo, a ser otro cadáver sobre asfalto, quise concebir la realidad contigo en tantos mundos falsos, y es que nunca hay mundo real suficiente para mí, metí sonrisas a martillazos como los poetas idiotas suelen hacerlo, enjuagare mis ojitos en café, para verte soñar hasta el amanecer. Desde mis primeras alegrías hasta mis ultimas canciones de melancolía, podéis hablar de mi como la ligera sombra de la inocencia desvanecida, así… con una nostalgia hirviente, cada vez que salgas desnuda la terraza llorando sin saber por que, recuerda que morí poco antes de que pudiéramos ser, o querer, o amar, aprende a volar por mi, me gustaría decirte que nunca estarás sola, pero no seria cierto querida, porque anoche he muerto.

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