Aun veo en tus ojos mis venas, abiertas y lacerantes
Aun sigue siendo suficiente la sombra de tu inocencia
Para mantenerme tibio, volando lejos del sol
Y dormido a orillas de nuestro siglo
Tú, pura e inmaculado hasta los sueños
Yo, perfectamente corrompido hasta los huesos
Sigues penetrando tu cuchillo hasta lo más hondo del órgano de
mis metáforas.
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