¡Ay! Si se me
inunda el corazón de una gangrena, y está rodeado de nubes grises mis ojos, el
viento hoy impulsa esos columpios, y yo como buen poeta, doy como razonamiento más
lógico que “hay fantasma jugando en ellos” en sueño estoy, ese es mi estado, a
estos rincones no los visita tu sol, por aquí pasa un sol más especial, que
solo alumbra a estos recónditos espacios en efímeras noches arrebatadas… ay, qué
triste el destino que no perdona ni ante la súplica más vehemente ¿A caso no es
suficiente un minuto de amor para toda una vida? Quiere vivir sin
responsabilidad, irrebatible, y solo mirando extraño por la calle y buscando
amor donde hay Enero muerto… ¿Qué es Enero muerto? ¡No lo sé! Ni yo mismo me
entiendo, solo me siento ¡Quiero amar! ¿es que no lo entendéis, tendré que ser más
explícito en lo que escribo? Quiero amar y que me acompañen a estar solo,
taciturno me siento en la parte más oscura de mi habitación y un mundo toma
forma tan perfectamente que es casi un milagro ¿ves entonces porque me deprimo tanto
cuando caigo en una turbulencia que me quita el sueño y me aleja de su encanto?
Entonces miro rostros, rostro con complejos, una mirada meditabunda a la que
trato de contenerme y ser cortes para solo luego no parar de hablar sobre un
soñador, ese soñador que logra inmiscuirse más en mí, es lo único en lo que
pienso, te lo juro, y a veces hasta lloro cuando se me desploma, cuando suena
el reloj y caigo en el martirio de las horas, la rutina tiene cara hereje,
tengo una sensibilidad maldita ¿Cuántas musas
encontrare como tú, que se me paren a escucharme con su boquita abierta? ¿Sera
que soy muy vasto para el amor? ¿debo conformarme con menos? Como no sentir pasión
y atarme a un alma solo por sexo y miedo genético, pero no quiero eso ¡Me niego
rotundamente! Quiero un amor tan puro y sincero como la lucha de Ghandi, que me
deje confundido y riendo a carcajadas, y entonces solo así, lo “Real” será más apacible
¡Ya no escribo por tortura, si no por locura! Y es esa locura la que me
desdeña, y hace todo tan imposible, lo básico, lo elemental, se vuelve una utopía
¡Ay, que me desafía a seguirme sintiendo especial! Y me vuelvo tan especial que
me siento enfermo, y lloro, lloro ríos a orillas del insomnio, que me mira la
diablura cuando me quiero bañar a desnudas, pero no os preocupéis por mí, que
estos solo son pensamientos tan idílicos como los que solos podemos tener en
nuestras primaveras juveniles
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